Editorial: Un bien muy escaso
Hay un dicho popular que dice “solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”, esto es lo que nos pasa con el problema nacional de la escasez de agua.
En nuestro país estamos acostumbrados a vivir por encima de nuestras posibilidades en muchas cosas y como no, también con el agua.
Es curioso ver como la ciudadanía en general abusamos derrochando el agua, no es raro ver como se riegan jardines privados enganchando a las bocas de riego municipales, perforar el suelo (muchas veces ilegalmente) hasta conseguir agua, unas veces para usos agrícolas pero otras muchas veces para poner césped en zonas donde no es posible que el césped crezca si no es por un riego abusivo, o para llenar piscinas, “lo publico no es de nadie” y por tanto a nadie se le ocurre afear esas conductas.
Hemos tenido varios años muy lluviosos, pero a ninguna de nuestras administraciones (estatal, autonómica y municipal) se les ha ocurrido ir tomando medidas para prevenir, hemos derrochado como si de nuevos ricos se tratara, y en este año de sequía pertinaz nos echamos las manos a la cabeza, ¿Qué hacer?
Habrá que empezar por concienciar a la ciudadanía de que el agua es “oro líquido” que entre todos tenemos que preservar y sobre todo no malgastar.
Pero además hay que explicar que árboles y plantas son adecuados a nuestros diferentes climas y no querer trasladar especies que necesitan de mucho agua y que tendrán problemas para sobrevivir.
Es fundamental avanzar en las canalizaciones de agua reciclada para determinados usos domésticos e industriales, y por supuesto hay que tener una política muy beligerante de reciclaje del agua y el control para la no contaminación por parte de las industrias.
Por ultimo insistir en que el primer paso para administrar bien el agua está en los usos y costumbres de la ciudadanía, pero es imprescindible la adopción por parte de las distintas administraciones de medidas atrevidas que avancen en la racionalización de la misma, si por el contrario, ésta situación se utiliza, como muchas otras, para echarse culpas entre las distintas administraciones y colores políticos, lo único que se conseguirá es que el derroche continué y que la desertización de nuestro país avance sin remedio.
En nuestro país estamos acostumbrados a vivir por encima de nuestras posibilidades en muchas cosas y como no, también con el agua.
Es curioso ver como la ciudadanía en general abusamos derrochando el agua, no es raro ver como se riegan jardines privados enganchando a las bocas de riego municipales, perforar el suelo (muchas veces ilegalmente) hasta conseguir agua, unas veces para usos agrícolas pero otras muchas veces para poner césped en zonas donde no es posible que el césped crezca si no es por un riego abusivo, o para llenar piscinas, “lo publico no es de nadie” y por tanto a nadie se le ocurre afear esas conductas.
Hemos tenido varios años muy lluviosos, pero a ninguna de nuestras administraciones (estatal, autonómica y municipal) se les ha ocurrido ir tomando medidas para prevenir, hemos derrochado como si de nuevos ricos se tratara, y en este año de sequía pertinaz nos echamos las manos a la cabeza, ¿Qué hacer?
Habrá que empezar por concienciar a la ciudadanía de que el agua es “oro líquido” que entre todos tenemos que preservar y sobre todo no malgastar.
Pero además hay que explicar que árboles y plantas son adecuados a nuestros diferentes climas y no querer trasladar especies que necesitan de mucho agua y que tendrán problemas para sobrevivir.
Es fundamental avanzar en las canalizaciones de agua reciclada para determinados usos domésticos e industriales, y por supuesto hay que tener una política muy beligerante de reciclaje del agua y el control para la no contaminación por parte de las industrias.
Por ultimo insistir en que el primer paso para administrar bien el agua está en los usos y costumbres de la ciudadanía, pero es imprescindible la adopción por parte de las distintas administraciones de medidas atrevidas que avancen en la racionalización de la misma, si por el contrario, ésta situación se utiliza, como muchas otras, para echarse culpas entre las distintas administraciones y colores políticos, lo único que se conseguirá es que el derroche continué y que la desertización de nuestro país avance sin remedio.