Editorial: Corrupción y Democracia

Desde hace varios meses, todos los medios de comunicación, casi diariamente, nos ofrecen en primera página algún capítulo de las diferentes tramas de corrupción que afectan a la vida política de nuestro país.

La crisis económica y sus efectos sobre el empleo casi han quedado en un segundo plano, a no ser porque es una realidad tan dura y contundente que no nos podemos olvidarnos del drama que supone para los miles de trabajadoras y trabajadoras que cada día pierden su puesto de trabajo.

Pero no deberíamos olvidar tampoco, que la crisis económica y la corrupción son dos caras de una misma moneda. La especulación financiera, la irresponsabilidad de los bancos a la hora de prestar dinero sin garantías de recuperarlo y las impresionantes estafas que se han descubierto en los últimos tiempos, tanto en España como en otros países muestran la falta de moral y ética de algunos responsables económicos y políticos.

La economía y la política deben someterse a unas reglas del juego que impida el que “todo vale”. Cuando los partidos políticos se quejan de que los medios de comunicación difunden el contenido de las pesquisas policiales alegando indefensión, ¿no será que temen que lo que se pueda conocer, sea algo que éticamente resulte inaceptable?. La libertad de expresión es un pilar fundamental de la democracia, pues da a conocer a la ciudadanía aquello que alguien quiere ocultar por que le perjudica y sobre todo porque les hace aparecer inmorales.

Las fuerzas políticas deberían preocuparse menos de que los medios de comunicación aireen las corruptelas de algunos de sus militantes, y mucho más de que todos sus dirigentes políticos respeten la ley y se dediquen únicamente a representarnos dignamente y a poner todos juntos los medios necesarios para superar la crisis

hasta arriba