Te interesa: Otro 8 de Marzo… con múltiples asignaturas pendientes

Cada año llega el 8 de marzo y desde todos los ámbitos se celebra dicha fecha.

Los medios de comunicación recogen estadísticas, artículos de opinión, reportajes, programas especiales, se celebran charlas, se ponen películas, se hacen exposiciones… y se repite una misma conclusión “se ha avanzado mucho, pero aún queda mucho por hacer para que la igualdad entre mujeres y hombres sea una realidad”.

Pongamos algunos ejemplos, la propuesta que la ministra de Igualdad ha hecho sobre el cambio de la ley de aborto, ha desatado a la iglesia oficial.

De forma automática han salido con múltiples argumentos, pero todos con un común denominador “ninguna mujer tienen derecho a decidir”, utilizando como argumento que la unión de dos células es una persona y que no se puede matar, se niega el derecho de las mujeres a ser las dueñas de su propia vida.

Otro ejemplo es el asesinato de una joven en Sevilla a manos de unos chicos, uno de ellos menor. La violencia machista que desde la más tierna infancia se reproduce, los comportamientos se aprenden y la sociedad parece anestesiada ante la proliferación de la violencia en los medios de comunicación, la escuela, la familia, la vecindad, los videojuegos,…todas las relaciones están marcadas por la violencia y las personas del sexo femenino salen peor paradas, la sociedad lo ve y lo incorpora a la cotidianidad, pero cuando hay un asesinato, la misma sociedad sale vociferante.

Aquí también es preciso que no se retroceda, que se trabaje de forma preventiva, siendo la mejor forma la educación en igualdad.

En ambos ejemplos está en juego la democracia, el respeto a las instituciones, el reconocimiento de los derechos de las mujeres, pero también el respeto a los derechos humanos.

En el caso del aborto la iglesia oficial no puede pretender legislar, para eso hemos elegido a nuestros representantes y la religión es algo privado de cada cual.

En el tema de la violencia hacia las mujeres, las leyes hay que hacerlas con la cabeza fría, sin olvidar ningún resquicio, teniendo claro que la cárcel, sólo, no es la solución por muchos años que se pase en ella.

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