Urbanismo: El Decretazo acaba con nuestra paciencia y la Asociación pide una respuesta unánime de todos los vecinos y vecinas
Los peores augurios de la Asociación de Vecinos se han cumplido, la aplicación ilegal del Decreto 195/2000 y la intolerable cerrazón del IVIMA hacen que todas las familias afectadas hayan sido finalmente adjudicatarias de una vivienda que no se ajusta en absoluto al número de miembros que las componen.
Por fin llego el momento, después de innumerables promesas incumplidas, retrasos y despropósitos por parte de un interlocutor como el IVIMA que ni oye ni ve más allá de sus propios intereses, el “día del sorteo” estaba aquí.
La diferencia está, en que esta vez no era motivo de alegría para todos, está vez nos tocaba confiar más que nunca en la suerte, era la única aliada que nos quedaba para resolver la situación más injusta y deshumanizada con la que el IVIMA hasta este momento (y ya son muchos años de tortuosa relación) nos había obsequiado.
Desde que se recibieron las primeras cartas no nos hemos cansado de explicar las nefastas consecuencias que conllevaría la aplicación de un Decreto como el 195/2000 totalmente ajeno a situaciones de remodelación como la nuestra. Al principio el hecho de que familias numerosas quedaran reducidas a un solo miembro por literalmente “anular” a los hijos/as mayores de 32 años nos parecía tan algo tan descabellado y absurdo que únicamente podría responder a uno de los muchos errores que caracterizan la labor de nuestros diligentes administradores, pero fue necesario poco tiempo para darnos cuenta de que lejos de ser una confusión estábamos ante un ORDAGO que el IVIMA echaba a la paciencia y el entendimiento de todos nosotros, vecinos y vecinas hartos ya de ser desoídos, ignorados y maltratados por unos personajes que a sabiendas de que su comportamiento es ilegal e injusto se cierran al dialogo y nos recuerdan que son ellos los que tienen “la sartén por el mango”.
La consecuencia: Tres familias, vecinas y conocidas por todos nosotros que después de sufrir y esperar como todos vivirán hacinados en unas viviendas nuevas pero mucho más pequeñas de las que les corresponden.
La otra cara de la moneda: Muchas familias a las que la suerte les ha sonreído con una casa más grande de la que esperaban.
La realidad: El IVIMA se ha reído de nosotros , les advertimos de lo que podía pasar y pasó. Confiad en la suerte nos dijeron y la suerte no nos acompañó, la bolita salió antes de tiempo y como consecuencia tenemos tres familias con un grave problema que nadie les soluciona, hemos recurrido a los medios y a las movilizaciones con escasa repercusión, parece que a algunos se les ha olvidado como al principio, todos salían a la calle y reivindicaban el derecho común de una remodelación rápida y justa, los problemas siguen existiendo, ahora quizás más que nunca, y los que ya tienen la suerte de vivir en sus nuevas casas no deben olvidarlo.
No podemos quedarnos con los brazos cruzados, esto es sólo el comienzo, ahora son casos puntuales y después serán muchos más, los derechos de todos nosotros están en juego y tenemos que defenderlos, las injusticias del IVIMA nos afectan a todos y sólo juntos podremos hacernos oír.
Por fin llego el momento, después de innumerables promesas incumplidas, retrasos y despropósitos por parte de un interlocutor como el IVIMA que ni oye ni ve más allá de sus propios intereses, el “día del sorteo” estaba aquí.
La diferencia está, en que esta vez no era motivo de alegría para todos, está vez nos tocaba confiar más que nunca en la suerte, era la única aliada que nos quedaba para resolver la situación más injusta y deshumanizada con la que el IVIMA hasta este momento (y ya son muchos años de tortuosa relación) nos había obsequiado.
Desde que se recibieron las primeras cartas no nos hemos cansado de explicar las nefastas consecuencias que conllevaría la aplicación de un Decreto como el 195/2000 totalmente ajeno a situaciones de remodelación como la nuestra. Al principio el hecho de que familias numerosas quedaran reducidas a un solo miembro por literalmente “anular” a los hijos/as mayores de 32 años nos parecía tan algo tan descabellado y absurdo que únicamente podría responder a uno de los muchos errores que caracterizan la labor de nuestros diligentes administradores, pero fue necesario poco tiempo para darnos cuenta de que lejos de ser una confusión estábamos ante un ORDAGO que el IVIMA echaba a la paciencia y el entendimiento de todos nosotros, vecinos y vecinas hartos ya de ser desoídos, ignorados y maltratados por unos personajes que a sabiendas de que su comportamiento es ilegal e injusto se cierran al dialogo y nos recuerdan que son ellos los que tienen “la sartén por el mango”.
La consecuencia: Tres familias, vecinas y conocidas por todos nosotros que después de sufrir y esperar como todos vivirán hacinados en unas viviendas nuevas pero mucho más pequeñas de las que les corresponden.
La otra cara de la moneda: Muchas familias a las que la suerte les ha sonreído con una casa más grande de la que esperaban.
La realidad: El IVIMA se ha reído de nosotros , les advertimos de lo que podía pasar y pasó. Confiad en la suerte nos dijeron y la suerte no nos acompañó, la bolita salió antes de tiempo y como consecuencia tenemos tres familias con un grave problema que nadie les soluciona, hemos recurrido a los medios y a las movilizaciones con escasa repercusión, parece que a algunos se les ha olvidado como al principio, todos salían a la calle y reivindicaban el derecho común de una remodelación rápida y justa, los problemas siguen existiendo, ahora quizás más que nunca, y los que ya tienen la suerte de vivir en sus nuevas casas no deben olvidarlo.
No podemos quedarnos con los brazos cruzados, esto es sólo el comienzo, ahora son casos puntuales y después serán muchos más, los derechos de todos nosotros están en juego y tenemos que defenderlos, las injusticias del IVIMA nos afectan a todos y sólo juntos podremos hacernos oír.